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viernes, 27 de junio de 2014

El Bautizo, cuento de Antonio Goicochea

Cuento de Antonio Goicochea Cruzado
Imagen Educarte
 Todo estaba listo para celebrar la fiesta del “Panchito”, como le nombraban a San Francisco en Rumichaca, pero el curita comunicó por radio Norandina que no se haría presente, porque se había muerto la mula en que realizaba sus visitas pastorales a los pueblos de la provincia.
            Don Venancio y doña Perpetua, habían preparado todo para el bautizo de su Juancito, decían que ño Francisco y ña Celinda les pidieron al Juancito para ser sus padrinos de bautizo. Así como ellos muchas familias estaban preparadas para sendos bautizos.
            Habían preparado la chicha con maíz de Loropampa y chancaca de Llanguat; el pan había sido horneado con esmero, los cuyeros pletóricos de reginos, habían cosechado papa huagalina para el picante. ¡Y el bendito curita anunciando que no vendría!...
            Don Venancio invitó a sus futuros compadres y a otros amigos vecinos con la finalidad de contemplar la solución a este problema.
            El anfitrión hizo probar a los invitados la chicha que para el bautizo había preparado su Petita. Don Antero sacó una damajuana con aguardiente cogollito de La Paccha. Tan alegres se pusieron que trajeron guitarra, maracas, quenas y tambores; improvisando letra para tonadas conocidas, don Venancio,  empezó a cantar, los demás lo acompañaron:

Ya tenemos los padrinos,
ño Francisco y ña Celinda

nos pidieron al Juancito,
nuestros cumpas van a ser.

El curita llegará
para la fiesta del pueblo
y entropando a los moritos
cristianitos los hará.

El cuyero está que revienta,
el trigo ha llenado el troje,
el maíz se seca en la pampa,
las papas esperan recojo.

La chicha está que fermenta,
el molinero entregó la harina
para hacer el rebanao,
las ollas ríen contentas.

Mingaremos a vecinas
a la cocina y al horno,
para que hagan las delicias
de los frutos de la tierra.

Y todos nos alegraremos
por Juancito y por los cumpas,
por la sabrosa comida
y por haber estado juntos.

            -Y toduesto pa nada. El curita no vendrá.
            -Es sencillo, mis amigos, sólo la muerte no tiene remedio, horita mismo, yo con dos amigos más nos vamos con cuatro mulas, una pal curita, y lo trayemos como amito. Dijo don Antero, famoso por colaborador en Rumichaca.
            Se ofrecieron dos acompañantes y al instante partieron a la Parroquia de la provincia.

            Aquel año la fiesta del pueblo se realizó como ningún otro. Los bautizos abundaron y el del Juancito fue el más comentado.

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